La anatomía clásica definía la piel como el “involucrum corporis humani”, es decir, la envoltura del cuerpo humano. Este concepto expresaba la condición fronteriza de la piel y su papel como órgano de presentación.
la piel
principal barrera cutánea
La piel constituye el mayor órgano del cuerpo humano, con una extensión de casi 2m² y un peso que representa aproximadamente el 6% del peso corporal.
La piel separa el medio ambiente externo del medio interno corporal; pero esta separación no es una incomunicación, pues entre los agentes externos y el funcionamiento orgánico se producen intercambios que contribuyen a configurar el aspecto de la piel.
1
2
3
4
5
6
vasos sanguineos
1. Vasos sanguineos
Los vasos sanguíneos de la dermis son finos capilares que proceden de prolongaciones de vasos de mediano calibre de la hipodermis.
La red de vasos sanguíneos de la dermis no sólo suministra oxígeno y nutrientes a las células y a las estructuras ubicadas en esta capa, sino que también nutre a las células de la capa epidérmica que carece de vasos sanguíneos.
La dermis desempeña un papel fundamental en la regularización de la temperatura corporal, en la que participan los vasos sanguíneos y las glándulas sudoríparas.
intervención de la piel
2. Intervención de la piel
En la dermis pueden encontrarse dos tipos de fibras nerviosas:
Los nervios motores: inervan los vasos sanguíneos, las glándulas y el músculo erector del pelo. Los nervios sensitivos: son terminaciones nerviosas libres o encapsuladas que actúan como receptores sensoriales térmicos, táctiles y del dolor.
Los estímulos que recibe la superficie cutánea son captados por los receptores de las terminaciones nerviosas dérmicas, que transmiten al cerebro dicha información, el cual devuelve procesada en forma de respuesta.
anejos cutáneos
3. Anejos cutáneos
Los anejos cutáneos son formaciones epidérmicas de la piel. Se pueden distinguir tres grupos:
Unidad pilosebácea: unidad anatómica y funcional compuesta por el pelo y sus anejos; glándula sebácea, glándula sudorípara apocrina y músculo piloerector. La glándula sudorípara ecrina. La uña.
epidermis
4. Epidermis
Estructura responsable de proteger al organismo de los agentes externos:
Físicos: radiaciones solares, traumatismos, etc. Químicos: penetración de sustancias Biológicos: gérmenes patógenos (bacterias, hongos, etc.).
Función protectora frente a la pérdida de agua, impidiendo la deshidratación de la piel mediante:
La formación de queratina o queratinización. La síntesis de melanina o melanización.
dermis
5. Dermis
Su función es dar fortaleza y elasticidad a la piel. En ella se encuentran implantados los anejos cutáneos, y circulan los vasos sanguíneos y linfáticos, además de localizarse los receptores sensitivos de la piel. Formada por tejido conjuntivo, se compone de:
Células dérmicas: Fibroblastos, histiocitos, mastocitos. capaces de fagocitar y desarrollar una respuesta contra los agentes extraños, protegiendo a la dermis frente a los microorganismos.
Fibras dérmicas: colágenas, elásticas y reticulares, suponen el 90% de la estructura de la dermis.
hipodermis
6. Hipodermis
Variante del tejido conjuntivo que se conoce con el nombre de tejido adiposo. La abundancia de tejido graso subcutáneo varía según las zonas corporales, el sexo y el estado nutricional y tenemos dos grupos: Androide (típica del hombre) y Ginecoide (típica de la mujer)
Funciones principales Protectora: amortigua golpes, traumatismos, etc. Metabólica: el panículo adiposo constituye una reserva energética. Plástica: el tejido adiposo hipodérmico modela la silueta. Termorreguladora: la grasa actúa como aislante térmico
afecciones de la piel
Elija la alteración o tipo de piel de la que desea más información.
El envejecimiento cutáneo es un proceso gradual que se manifiesta por una serie de alteraciones en la apariencia y la textura de la piel.
Estas modificaciones están relacionadas con el paso del tiempo (cronoenvejecimiento o envejecimiento intrínseco), con la exposición a la radiación solar
(fotoenvejecimiento), el estilo de vida y otros factores medioambientales o extrínsecos. Por lo que el envejecimiento cutáneo no siempre corresponde
a la edad cronológica, sino que refleja la edad biológica de piel.
Según la escala definida por el Dr. Glogau, el envejecimiento cutáneo se puede clasificar en 4 grados, reflejando la intensidad del daño epidérmico y dérmico. Los 4 grados de envejecimiento deben ser tratados de manera diferenciada y secuencial.
Grado I
Grado II
Grado III
Grado IV
Grado I:
Modificaciones
Incremento de los procesos oxidativos y de la acción de los radicales libres.
Aumento de la pérdida de agua transepidérmica y disminución de los niveles de aminoácidos y proteínas.
Debilitamiento de la pared celular.
Consecuencias
Aumento de la opacidad de la piel.
Primeras líneas de expresión.
Arrugas finas.
Grado II:
Modificaciones
Disminución de la capacidad de síntesis de los fibroblastos que conlleva un descenso en los niveles de fibras de colágeno y elastina.
Disminución en cantidad y calidad de los elementos estructurales que forman parte del entramado de soporte de la dermis (sustancia fundamental).
Consecuencias
Disminución del grosor de la dermis que conlleva pérdida de firmeza y tracción mecánica de la piel.
Aumento en la profundidad de las arrugas.
Grado III:
Modificaciones
Disminución de la cantidad de células que entran en maduración para dar lugar a las diferentes estructuras de la piel (ralentización de la renovación celular).
Pérdida de eficacia de los procesos metabólicos que compensan el deterioro normal de la piel.
Deterioro de las capas exteriores de la epidermis y disminución de la calidad del tejido de soporte de la piel.
Consecuencias
Desaparición gradual de la capacidad elástica de la piel conjuntamente con falta de firmeza de la misma.
Arrugas profundas.
Grado IV:
Modificaciones
Desestructuración de las uniones intercelulares de las capas exteriores de la piel.
Disminución y pérdida de función metabólica de las glándulas sebáceas y sudoríparas.
Hiperqueratinización del estrato córneo (tacto rugoso).
Consecuencias
Pérdida del óvalo facial.
Aumento de la fragilidad de la piel.
Arrugas muy profundas.
pigmentación
alteración de la pigmentación
Las hiperpigmentaciones son alteraciones de carácter benigno que se manifiestan con un oscurecimiento de la piel. Estas aparecen por desórdenes en la producción y transferencia de melanina en la epidermis.
Más del 90% de las personas caucásicas de más de 50 años presentan manchas cutáneas.
Los tipos de alteraciones pigmentarias más comunes son:
Melasma
HPI
Léntigo solar
Léntigo senil
Efélides
Melasma:
El melasma o cloasma es una hipermelanosis adquirida que se manifiesta en las zonas expuestas al sol, sobre todo en el rostro. Son manchas marrones oscuras, extensas, de forma irregular que aparecen en el rostro, frente y labio superior. Aparecen por cambios hormonales que estimulan a los melanocitos.
Generalmente aparecen en mujeres embarazadas, usuarias de A.O. y menopáusicas. Esta alteración empeora con el sol.
Distinguimos dos tipos:
Centro-facial: frente, nariz, mentón, supralabial y centro mejillas
Malar: mejillas y nariz
HPI:
La hiperpigmentación postinflamatoria (HPI) causa el oscurecimiento de la piel. Se presenta en forma de manchas de diferentes tamaños. La HPI se origina por un aumento en la síntesis de melanina como respuesta a una lesión inflamatoria o a una agresión sobre la piel.
Si el exceso de melanina se produce en la capa superior de la piel (epidermis), la hiperpigmentación es de tono marronáceo.
Si el exceso de melanina se produce en la capa inferior de la piel (dermis), entonces adquiere una coloración gris-azulada.
Aunque la HPI puede ocurrir en todo tipo de piel, es más común en los fototipos más elevados V y VI y puede afectar a hombres y mujeres por igual.
Léntigo solar:
Los léntigos solares son manchas en la piel asociadas al envejecimiento y la exposición a la radiación ultravioleta del sol. Varían en color, desde marrón claro a rojo o incluso negro, y se localizan en las áreas más expuestas al sol, particularmente las manos, la cara, los hombros, los brazos y la frente, incluso la cabeza si está calva.
A partir de los 40 años, la piel es menos capaz de regenerarse y recuperarse de la exposición al sol, y los léntigos solares son muy comunes en este rango de edades, particularmente en aquellos que pasan tiempo expuestos a los rayos del sol.
Léntigo senil:
Los léntigos seniles son máculas de color pardo más o menos oscuro, desde unos milímetros a 1-2cm de diámetro. Su superficie es lisa y bien delimitada. Suelen aparecer después de los 40 años por el efecto acumulativo del sol y porque con la edad la melanina se reparte de forma irregular en la epidermis.
Son más frecuentes en las zonas expuestas al sol como rostro, dorso de las manos y escote. Se presentan como manchas de color marrón, sin relieve y predominan con la forma ovalada.
Efélides:
Las efélides son una alteración de la pigmentación de origen congénito que la luz solar pone de manifiesto. Comúnmente son denominadas pecas.
Son máculas de algunos milímetros de diámetro, de color amarillo claro o pardo claro, que aparecen normalmente en personas pelirrojas o rubias de ojos claros. Su número aumenta con la edad.
Principalmente se localizan en cara, cuello, antebrazos y piernas, llegando a cubrir en época de playa los hombros, brazos y muslos
pieles sensibles
alteraciones circulatorias
La microcirculación es el circuito utilizado por el organismo para el transporte de nutrientes hacia los tejidos y la eliminación de los restos celulares y sustancias de desecho celular.
La fragilidad, la tendencia al enrojecimiento y a sufrir irritaciones y sobre todo la posibilidad de desarrollar hiperreactividad son características de las pieles sensibles.
Se deben a alteraciones en la función barrera, que generan una sensibilidad especial de la epidermis hacia estímulos que podemos clasificar en dos grupos:
- Estímulos externos: el clima, la luz, los cosméticos, la contaminación, etc.
- Estímulos internos, como el estrés, patologías particulares, el cansancio, etc.
Eritema
Eritrosis
Cuperosis
Rosácea
Eritema:
El eritema es un enrojecimiento de la piel debido a un exceso de riego sanguíneo producido por una vasodilatación; es un síntoma de diferentes patologías cutáneas; es normalmente el signo más visible de un proceso cutáneo y este es el que determina su tamaño.
Podemos encontramos ante dos tipos de eritemas: el solar y el eritema emotivo.
Eritema solar (inducido), con los síntomas:
Piel enrojecida por exposición al sol
Más notoriedad en fototipos I, II
Vasodilatación
Eritema emotivo (espontáneo), con los síntomas:
Rubor en las mejillas
Vasodilatación localizada
Estimulación en las terminaciones nerviosas
Eritrosis:
Se trata de un enrojecimiento en el rostro (principalmente zona medio-facial). Su origen es una ralentización de la circulación venosa.
Los desencadenantes pueden ser las bebidas o comidas calientes, los cambios de temperatura o emociones. En un principio es pasajero, pero, progresivamente, el enrojecimiento se va haciendo permanente.
Cuperosis:
La cuperosis es una alteración de la vascularización de la dermis de la cara y escote que se expresa con la aparición de rojeces. Corresponde a una red de telangiectasias sobre un fondo de eritrosis.
Es más frecuente en pieles finas, blancas, sensibles y pálidas, las cuales se enrojecen con facilidad porque su epidermis es muy fina. La elasticidad de estos vasos periféricos es casi nula. Si el flujo sanguíneo aumenta de forma brusca y la capacidad de recuperación elástica es escasa, se producen fácilmente dichas rojeces.
En la formación de la couperosis influyen factores externos (agentes químicos, contusiones, exposición medioambiental) e internos (trastornos digestivos, nerviosismo, estrés,…)
Rosácea:
La rosácea es una enfermedad vascular del rostro que aparece como consecuencia de una larga evolución en cuatro etapas: Eritema, Eritrosis, Cuperosis y Rosácea.
Esta dolencia puede ser confundida y en algunos casos co-existir con el acné vulgaris y/o la dermatitis seborreica.
La rosácea afecta a ambos sexos, pero es casi tres veces más común en las mujeres (gran incidencia durante la menopausia), y tiene una edad de desarrollo entre los 20 y 60 años.
La presencia de enrojecimiento en el cuero cabelludo u orejas sugiere un diagnóstico diferente o de co-existencia con otras patologías, ya que la rosácea es de predominio facial.
acné
piel grasa y acné
El acné es una patología de alta prevalencia. Entre un 80 y 90% de la población la padece a lo largo de su vida siendo la incidencia entre personas de 12 a 18 años del 74%.
Se origina por un exceso androgénico y es fruto de una secuencia de diferentes factores desencadenantes. Se caracteriza por un cuadro cutáneo polimorfo con varios tipos de lesiones.
Los factores principales son: exceso de secreción sebácea, reacción a bacterias normales de la piel, obstrucción de la unidad pilosebácea.
En función del grado de desarrollo, puede llegar a tener implicaciones psicológicas y sociales, que empeoran la calidad de vida
Leve
Moderado
Severo
Muy severo
Leve:
Comedones y pápulas.
Moderado:
Pápulas y pústulas .
Severo:
Pústulas y nódulos.
Muy severo:
Nódulos, quistes y cicatrices.
tipo de piel
Piel seca
Piel normal
Piel grasa
Características fisiológicas de la piel seca:
Secreción sebácea insuficiente y/o deshidratación de la capa córnea.
Es especialmente frecuente en las mujeres.
Causas: inherentes a la persona o por factores externos, que alteran la barrera cutánea.
Integridad de la capa córnea.
Observación visual:
Aspecto mate y marchito.
Tendencia al enrojecimiento y descamación por su vulnerabilidad frente a agentes externos.
Poros nada o poco perceptibles.
Descamación en zonas.
Observación táctil:
Áspera al tacto. Elástica y flexible.
Al palpar, el pliegue cutáneo se nota relativamente delgado como manifestación de una piel fina.
Propiedades:
La falta de protección induce a la deshidratación.
Soporta mal las inclemencias del tiempo: frío, viento, etc.
Tolera mal los jabones, detergentes, antisépticos, etc.
Broncea enrojeciendo o no broncea.
Características fisiológicas de la piel normal:
Secreción sebácea suficiente.
Capa córnea bien hidratada..
Secreciones equilibradas.
Integridad de la capa córnea.
Observación visual:
Brillo moderado, mate.
Color uniforme.
Aspecto general fresco, luminoso.
Poros imperceptibles a simple vista.
Observación táctil:
Suave, con granulosidad fina, aterciopelada al tacto.
Elástica y flexible.
Propiedades:
Toleran bien los jabones por su capacidad tampón.
Broncean moderadamente al sol.
Resiste los factores climáticos.
Reaccionan rápidamente al pinzamiento.
Características fisiológicas de la piel grasa:
Aumento de la actividad secretora de las glándulas sebáceas.
Frecuentemente entre los 15 y 20 años, tanto en hombres como mujeres.
Se suele acompañar de queratosis.
En ocasiones de exceso de secreción sudoral.
Observación visual:
Brillo graso, sobre todo en la región medio-facial.
Zona medio-facial más engrosada: hiperqueratosis difusa y perifolicular; el poro se hunde y se hace muy perceptible.
Poro perceptible.
No suele presentar rojeces, descamaciones.
Observación táctil:
Al tacto presenta aspecto granuloso, aunque suave y oleoso.
Al palpar se percibe un pliegue cutáneo grueso como consecuencia del aumento de volumen y de la hiperactividad de las glándulas sebáceas.
Propiedades:
Gran capacidad defensiva.
Gran capacidad de recuperación.
Resiste muy bien el envejecimiento.
Resiste bien el sol, pigmentando bien, sin quemaduras.